Yuri Gagarin: el primer hombre que, hace hoy 50 años, viajó al espacio

Fue el primer ser humano en ver con sus propios ojos la Tierra desde el espacio. Yuri Gagarin se convertía el 12 de abril de 1961 en una leyenda. Sus 108 minutos de vuelo marcaron un hito en la historia, fue una victoria para la URSS en plena Guerra Fría mientras se convertía en el hombre más famoso del mundo, en todo un héroe.

Aquel viaje y la vida del cosmonauta están plagados de anécdotas, y el mito y la leyenda siguen envolviendo la figura de Yuri Gagarin.

El vuelo de Gagarin a bordo de la Vostok 1 era un gran secreto de Estado. La URSS ya había ganado la primera batalla en la carrera espacial cuando los estadounidenses se quedaron boquiabiertos al escuchar el primer "bip-bip" que transmitió en 1957 el Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, que fue lanzado al espacio por los rusos.

Cuatro años después los soviéticos volvían a adelantarse. Y de qué manera.

Tan secreta era esta misión, que el despegue de la Vostok 1 no fue grabado. Las famosas imágenes documentales que existen del viaje de Gagarin fueron reproducidas paso a paso después, en una visita en la que repitió todo lo que hizo el día del histórico viaje.

El viaje.

Ese día había descansado por la noche y estaba tranquilo. Desayunó dos tubos de 160 gramos, uno de carne y otro de salsa de chocolate. Vestido con un mono naranja y un casco con cuatro letras en rojo, CCCP (URSS), partía hacia la rampa de lanzamiento en un autobús.

En ese trayecto paró el autobús que lo llevaba para orinar en una de sus ruedas. Esta anécdota se convirtió en un ritual que hasta hoy cumple rigurosamente todo aquel que sale de la base Baikonur rumbo al espacio.

Sobre la Rampa Nº 1 se alzaba el cohete "8K72K" con la nave Vostok 1, una pequeña esfera en la que deberá pasar tendido unas cuatro horas.

Durante las dos horas que dura la carga de combustible y las últimas pruebas de los equipos, Gagarin se dedica a cantar y silbar todo el repertorio de canciones que conoce.

"Lo importante es que haya salchichón para acompañar el aguardiente", bromeó Gagarin poco antes de despegar.

La entereza de Gagarin fue tal que hasta tuvo tiempo de reírse de los nerviosos técnicos que le acompañaron hasta el interior de la Vostok 1 cuando, debido a un fallo de hermeticidad, tuvieron que quitar y volver a poner los 32 tornillos que sellaban la escotilla.

Por fin a las 09:57, hora de Moscú, los propulsores de la nave se pusieron en marcha. Un violento tirón empuja a Yuri Gagarin contra su butaca y exclamó su famoso: "¡Poyéjali!" (¡Allá vamos!).

Dos minutos después se separan los cuatro propulsores externos formando una cruz en el cielo y medio minuto más tarde el aire se vuelve tan tenue que la cofia protectora deja de ser necesaria y Gagarin puede al fin contemplar el exterior.

A medida que ascendía, la curva del horizonte terrestre se hacía más y más evidente sobre el fondo de un cielo negro.

Los sensores médicos conectados a su cuerpo no presentan ninguna anomalía significativa. Su voz confirma que se siente bien, y muy contento.

Once minutos después del despegue se apagó el motor RD-0109 de la tercera etapa y la Vostok 1 se separó del cohete.

Ya no necesita propulsión, la nave se desplaza a 28.000 kilómetros por hora, la primera "velocidad cósmica".

"Veo la superficie terrestre a través de la ventanilla. El cielo es negro. Y rodeando la Tierra, rodeando el horizonte hay una aureola azul muy bonita que se oscurece a medida que se aleja de la superficie. Qué hermosa es...", afirma Gagarin.

De hecho, tras su experiencia en el espacio, el astronauta comenzó una campaña para proteger el planeta, ha explicado la ESA. "Dando vueltas a la Tierra en mi nave espacial orbital me maravillé de la belleza de nuestro planeta. Pueblos del mundo, protejamos y aumentemos esa belleza, no la destruyamos", declaró Gagarin a los medios.

Otra de las frases de leyenda que se le atribuyen a Gagarin estando en órbita es: "aquí no veo ningún Dios", pero no hay grabación que lo demuestre. Lo que sí afirmó Nikita Jrushchov, dirigente de la URSS cuando se consumó la hazaña, fue "Gagarin estuvo en el espacio, pero no vio a ningún Dios allí".

Un cuarto de hora después del despegue empieza a oscurecer rápidamente. Y un rápido día y noche prepara la vuelta.

Multitudes de soviéticos se lanzaron a las calles para celebrar la mayor conquista en la historia de su país.

Dibujo de Yuri Gagarin hablando con una campesina y su hijaPero Gagarin aterriza con su mono naranja en paracaídas en medio del campo, donde no habían llegado las noticias de su hazaña. Una campesina junto con su hija se asustaron al verlo. "¡No tengáis miedo! ¡Soy soviético, como vosotras! ¡Vengo del espacio y tengo que encontrar un teléfono para llamar a Moscú!".

El héroe.

Condecoraciones, ascensos, nombramientos, la adoración sin límites de su pueblo: todo eso cayó de la noche a la mañana sobre Gagarin, un hombre que, según testimonios de sus compañeros, era de una sencillez proverbial.

Sin quererlo, se convirtió en un embajador de excelencia de la Unión Soviética y en la personificación, según la propaganda oficial, del hombre nuevo, de las ventajas del sistema socialista sobre el capitalismo.

En la era de las imágenes, la sonrisa de Gagarin ganó más adeptos para la causa soviética que la ideología marxista y el socialismo igualitario preconizado por el Kremlin.

La noticia fue ampliamente difundida por la prensa de todo el mundo, que llegó a calificar al cosmonauta ruso como "el nuevo Cristóbal Colón del espacio", pero fue algo minimizada en Estados Unidos.

Quienes le conocieron sostienen que la fama no lo corrompió; le agobiaba.

Los laureles no aplacaron el hambre de Gagarin de volver al espacio, pero la muerte, el 24 de abril de 1967, de su compañero Vladímir Komárov cuando la cápsula de la nave Soyuz-1 se estrelló al regresar a la Tierra tras un fallo en el sistema de paracaídas significó el fin de su carrera como cosmonauta.

Las autoridades soviéticas no querían arriesgar la vida de quien fue quizás la mejor tarjeta de presentación que la URSS había tenido en su historia.

Su muerte y el mito.

Sin embargo, las precauciones fueron estériles: un nunca esclarecido del todo accidente aéreo le costó la vida a Gagarin cuando había cumplido apenas 34 años.

El caza MiG-15 que tripulaba junto con el instructor Vladímir Serioguin se estrelló casi en picado en un bosque en las afueras de Moscú el 27 de marzo de 1968.

La comisión investigadora estableció que en el momento del accidente todos los sistemas del avión funcionaban normalmente y que este se debió a una maniobra brusca que hizo que el aparato entrara en pérdida.

Los soviéticos se negaban a creer en la muerte de su ídolo, más aún cuando los restos de Gagarin no fueron hallados hasta el día siguiente, circunstancia que alimentó todo tipo de rumores, incluso de que el accidente había sido una escenificación con los fines más disparatados.

En memoria del primer cosmonauta, los jerarcas soviéticos decretaron duelo nacional, honor hasta entonces reservado exclusivamente para los jefes del Estado.



Publicado por Manuel Pastor.

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