El psicrómetro.
La humedad relativa, la tensión de vapor y el punto de rocío se determinan por medio del psicrómetro, con la ayuda de tablas. Este aparato consta de un juego de dos termómetros iguales: uno de ellos, denominado “termómetro seco”, que sirve simplemente para obtener la temperatura del aire, y el otro, denominado “termómetro húmedo”, que tiene el bulbo recubierto de una muselina húmeda mediante una mecha que lo pone en comunicación con un depósito de agua destilada.
Su funcionamiento es fácil de entender: el agua que empapa la muselina se evapora, pero para hacerlo necesita calor, que obtiene del termómetro, con lo que la temperatura baja. El agua evaporada es reemplazada por la que llega a través de la mecha. El transporte se ajusta automáticamente, y se establece un régimen estacionario que depende de la velocidad de evaporación. Al termómetro le llega exactamente la misma cantidad de agua que se evapora, ni más ni menos.
Ahora bien, la velocidad de evaporación, es decir, la cantidad de agua evaporada depende de la humedad del aire, ya que si el aire está saturado es evidente que no podrá admitir cantidad de vapor alguna, mientras que si está muy seco, la evaporación será muy activa. Por otro lado, el descenso de temperatura provocado por la evaporación depende, al mismo tiempo, de la velocidad de esta, porque también en este sentido llega a establecerse un equilibrio estacionario entre el calor perdido a causa de la evaporación y el recibido del exterior, y el descenso de temperatura no progresa indefinidamente, sino que se detiene en un punto más o menos bajo.